En las duchas (II)

Aquel sábado había poca gente, la lluvia tampoco ayudaba a salir de casa, aún así me animé a ir al gimnasio para no quedarme tumbado en casa. Cuando acabé de hacer algo de ejercicio, me fui al vestuario y decidí pasar a la sauna a relajarme, allí había cuatro personas, dos chicas y dos chicos. Uno de los chicos salió al poco de entrar yo, las chicas salieron 5 minutos después. 

El otro chico estaba sentado a un metro de mí, sudaba bastante y eso que tenía una toallita con la se quitaba el sudor que resbalaba por su torso, me empezó a llamar la atención como al estar solos la toalla la bajaba hasta llegar al bañador y también éste dejando entrever un poco del pubis rasurado, yo empecé a mirarle de reojo hasta que veo como se abre el bañador y  se empieza a tocar, yo comienzo a imitarle, nos miramos y con su bañador abierto saca su miembro... me faltó tiempo para acercarme y meterle mano, tocar sus suaves huevos, el otro chico respondió de igual forma. Oímos un ruido, dejamos lo que estábamos haciendo y nos separamos, vemos como entra una mujer, de la que entra yo salgo.

Una vez en el vestuario me voy a la última ducha, mi favorita. Apenas estaba con medio cuerpo jabonado oigo como alguien se pone en la ducha de al lado, miro y veo que se trataba del chico que estaba en la sauna que se me acerca con una buena erección, ahora puedo ver mejor su cabezote, le cojo su polla con mi mano derecha, la izquierda me la llevo al pelo de su cabeza y me dirijo a darle un morreo que me rechaza, me dice que él no besa; me deja un poco pillado porque no me lo esperaba. Empezamos a comernos los pezones y a tocarnos el culo. Nuestras manos iban alternándose entre las pollas y nuestros culos. 

Comenzamos a masturbarnos y también a juntar las dos pollas, empiezo a morderle de nuevo los pezones, entonces él coge las dos pollas para masturbarlas con fuerza mientras yo le cojo bien de las nalgas hasta que nos corremos prácticamente a la vez, la leche nos resbalaba por nuestros pubis. Terminamos de ducharnos cada uno en la suya, nos vestimos sin dejar de mirarnos pero sin decir nada. Yo acabé antes y me fui a seguir mojándome camino de casa.