¡La Tejita es mía!

Aquella tarde de viernes de final de verano estaba más salido que el palo de una escoba, por más que lo intentaba no conseguía quedar con nadie. Decidí coger el coche e irme hasta La Tejita a ver si allí tenía más suerte.

Tras aparcar y mojarme los pies en el mar, me adentré al final de la playa, me pareció que había algo de movimiento entre aquellos matorrales, enseguida aparece un chico de unos 37 años tocándose el paquete de su pantalón, respondo de la misma manera tocándome el mío, al momento llegan dos más. Uno de ellos se saca la polla toda empalmada, no llevaba calzoncillo, tenía una de las pollas más grandes que haya visto, enseguida empezamos a tocarnos los paquetes, los otros dos también sacaron sus pollas, también grandes y gruesas aunque no tanto como la del otro chico, los tres la tenían totalmente rasurada, muy suaves.

Nos bajamos los cuatro los pantalones (más bien se los bajé) y empecé a jugar bajo sus camisetas, a pellizcar sus pezones, a lamérselos, ya estábamos todos desnudos, ninguno de ellos besaba pero a los tres les encantaba como les estaba comiendo los pezones y les tocaba el culo. Ellos a mi apenas me tocaban, alguna caricia en mi paquete y en el culo. Enseguida me llevé la polla más grande a la boca y empecé a mamar mientras masturbaba las otras dos pollas con cada mano. Pasé a cambiar de polla en la boca hasta saborear las tres. Uno de ellos empezó a masturbarme y a comerme los pezones, ahí empecé a gozar. 

Volví otra vez a mamar de sus pollas una a una, entre ellos se miraban pero no se tocaban, hasta que uno de ellos se aparta para correrse. Mientras veo como se corre sigo chupando otra polla que voy alternando con la más grande. Tras terminar el chico que se ha corrido se limpia mirándonos. El segundo chico se aparta también para correrse soltando una buena lechada sobre la arena. Ya solo queda el de la polla más grande, mi lengua juega con su glande hasta que empiezo a masturbarle. Comienza a jadear y noto como se quiere correr en mi cara, a lo que me aparto. Se corrió a chorro, una de las mayores corridas que hayamos visto a juzgar no solo por mi cara sino también por las caras de asombro que se les quedó a los otros.

Tras ver como todas las pollas se iban haciendo más pequeñas pregunto: ¿ahora me la comen a mí? Los tres rechazan con la cabeza y oigo a alguien decir: ¡yo! 
Un hombre que pasaría ya de los 50 muy bien cuidado, también rasurado. No me había dado cuenta de que alguien más nos había estado mirando, se encontraba ya desnudo y empalmado, una polla de tamaño normal pero gordita. Así que pensé ¿después de tres por qué no otra más? Mientras los otros ya se iban se la empecé a mamar, a lo que me dice: para que me falta poco, déjame a mi. 

Empezó a acariciarme el pecho y la espalda con los dedos y después los genitales, me estaba poniendo muy cachondo. En ese momento me la empezó a comer, noté como le llegaba hasta la garganta y siguió chupando mientras se masturbaba. Me comía los pezones mientras yo solo sentía placer, no sabría como describirlo, me encontraba genial. Se la volvió a llevar a la boca hasta que le dije que parase, que me corría. -Yo también estoy a punto me dijo. ¿Te gusta si masturbo la dos pollas juntas? Me encanta, le dije. Cogió las dos pollas con suavidad meneándolas sin brusquedad hasta que nos corrimos. 

Tras limpiarnos fuimos juntos hasta el aparcamiento, ya era casi de noche, nos despedimos, cada uno se fue a su coche y volví a coger la autopista pensando ¿desde cuando soy yo así... ?