Entrega de notas

Entrega de notas

Mi trabajo es muy poco propicio para aventuras eróticas, pero un día pasó algo que me encantó: era la tarde de entregar las notas de la evaluación y allí estábamos todos los profesores atendiendo a las familias...

El colegio donde trabajaba ese año está cerca de una zona turística, así que tenemos muchos alumnos extranjeros. Y allí estaban sus padres, muchos del norte de Europa. En eso se me acerca un chico de unos treinta y pico, bastante despistado y me pregunta por el aula al que tenía que ir: no muy alto, pelo rubio, leve barriguilla, ojos azules, un paquete interesante y una barba suave y no muy larga. Le indiqué la escalera por la que debía subir mientras él me miraba directamente a los ojos. Yo no sabía qué pensar, pero, por si acaso, me quedé a la vista. Yo tenía la impresión de que me miraba cuando subía las escaleras, pero no quería cagarla en mi curro. Veinte minutos más tarde bajó con las notas de su hija. No tenía por qué permanecer en el centro, pero allí estaba, mirando la corchera. Me acerqué y le pregunté que qué tal las notas. Me las tendió de tal manera que nuestras manos se rozaron ligeramente. Sentí una sensación extraña pero agradable (¿Lo había hecho queriendo o sin querer?): "Unas notas fantásticas". "Sí, le dije, muy buenas".
Estuvimos hablando de generalidades pero lanzándonos unas miradas cada vez más reveladoras. Así me enteré de dónde era, cuánto llevaba aquí y que ya no vivía con su mujer, que había vuelto a Escandinavia, que la niña no había ido con él a buscar las notas porque pasaba las navidades con su madre y que estaba solo en la isla. A mí me quedaban unos minutos para poder irme y le dije de tomarnos unos vinos. Me dijo de ir a su casa porque tenía que sacar al perro. Eso ya me excitó mucho. 

Me dijo que le siguiera con mi coche y, unos minutos después, aparqué enfrente de su casa y me invitó a pasar: una casa muy bonita, de acuerdo a la arquitectura popular de la isla, muy cerca del malpaís. Abrió una botella de vino, sirvió dos copas y puso algo de música. En ese momento reparé en que tenía una erección importante y que el pantalón le marcaba una polla no muy grande pero sí gorda. Me dijo que me pusiera cómodo que se iba a dar una ducha rápida porque no había podido hacerlo desde que salió de trabajar. Se fue al cuarto de baño pero no cerró la puerta. Le dije que tampoco me vendría mal una ducha:

- ¿Por qué no te vienes? Hay sitio para dos...

Como un gato, me desvestí y me colé en su ducha donde él me recibió con una sonrisa maliciosa, enjabonado y con la polla tiesa. Me abrazó y nos enjabonamos con urgencia, rozándonos, deslizándonos y pasando la mano por todos los rincones del cuerpo. Nos masturbamos con vehemencia y nos corrimos convulsamente. Nos quitamos el jabón y nos secamos mutuamente entre risas. Desnudos nos fuimos al salón y nos tiramos en el sofá comiéndonos la boca y sobándonos. Pude observar entonces su cuerpo: unos pezones grades y rosados, un leve vello corporal muy rubio, un ombligo perfecto, unas manos grandes y muy suaves (por su profesión) y unos muslos para quedarse a vivir.

Al poco tiempo nos habíamos recuperado y volvimos a la carga: nos chupamos, nos besamos, se puso a cuatro patas y me corrí dentro (del condón, se entiende) y él, luego, a horcajadas sobre mí, se corrió sobre mi pecho.

Pasadas unos horas me fui a casa y, al llegar, me había escrito un mensaje invitándome a almorzar al día siguiente (continuará... )

Publicado por: lp50nudista
Publicado: 28/01/2018 18:38
Visto (veces): 341
Comentarios: 4
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Comentarios (4)

spirulin | 01/10/2023 17:58

Mmm que morbo mola

lp50nudista | 02/10/2023 09:44

Gracias!

stanley36 | 25/03/2021 19:46

Umm profesor

lp50nudista | 15/06/2022 16:43

Jejeje, sí

parejacan | 09/02/2018 02:00

Gracias, por este relato, me gusto muchoo

discr-tfe | 03/02/2018 05:10

Me ha gustado mucho tu experiencia. Con ganas saber como sigue.

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