El día después

El día después

No me pude concentrar en toda la mañana: había que estar en el centro hasta cumplir el horario pero sin clases... Resolví cosas del papeleo, pero estaba más pendiente del móvil que de cualquier otra cosa. Habíamos quedado para almorzar, pero yo sólo pensaba en el "postre". En un mensaje me envió fotos suyas subidas de tono. Me estaba poniendo muy cachondo. Y me pide que me meta en el baño y me haga una foto. Se me puso dura sólo de pensarlo y tuve que disimular (no estaba solo). Me metí en el baño y me hice varias fotos. Se las envié todas. "No prefieres que te las haga yo? Estoy aparcado enfrente de tu trabajo". Se me secó la boca... analicé la situación y pensé que me podía hacer una fuga estratégica. 

Allí estaba, aparcado en un vado y con el motor en marcha: "Sube, vamos a un sitio". Salté dentro del coche y arrancó, salió del pueblo y cogió una carretera secundaria hasta un descampado bastante discreto. Yo iba chorreando y no dejábamos de meternos mano al paquete, los dos salidísimos. Puso el freno de mano y me empezó a comer la boca, a sobarme el pecho, las piernas y el paquete. "No me puedo quedar mucho rato". Me abrió el pantalón y se la metió en la boca. Tiré de la palanca y abatí el asiento, me bajé el vaquero y arqueé la espalda para que hiciera lo que le diera la gana. 

Me incorporé y empecé a comerle la boca y los pezones. Gimió levemente y eso ya me puso muchísimo, aún más. Llevaba ropa de deporte, así que se la saqué por un lateral del pantalón. Era tal cual la recordaba: no muy grande, pero maravillosamente proporcionada. Un bonito par de huevos que, por cierto, se notaban recién afeitados (un hombre previsor). Me los metí en la boca mientras le sobaba el glande, que estaba a punto de reventar. "Para o me corro", me dijo. "¿Ah, sí? ¿Y qué problema hay?" Se relajó y me dejó hacer. Pocos segundos más tarde su respiración se aceleró aún más, y yo arrecié comiéndome esa polla a punto de explotar. Me lancé a su boca mientras lo masturbaba un poco más deprisa y apretando. Un rugido y noté que un líquido caliente y abundante me caía en la mano. Después de algunas convulsiones y jadeos se quedó quieto. Yo le seguía acariciendo la polla y los huevos disfrutando de sus sacudidas nerviosas. Le brillaban los ojos. "¿Quieres correrte tú?, me preguntó. "Creo que esperaré al almuerzo. Eso sí, déjame un pañuelo de papel o voy a ser la comidilla de mi curro".

Me dejó a unos metros del instituto por si había alguien fumando en la calle. En una papelería compré cualquier tontería para disimular. Entré a la sala de profesores con cara de inocente y hice lo que pude para concentrarme hasta la hora de la salida, pero yo sólo podía pensar en mi escapada matutina (con la consiguiente tensión en el pantalón)

Publicado por: lp50nudista
Publicado: 17/02/2018 12:42
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