El vecino

El vecino

Nos habíamos conocido antes de Navidades y quedábamos cada día, en mi casa o en la suya. Llegamos a tener una enorme intimidad: nos contábamos aventuras del pasado, situaciones vividas... y fantasías. Yo le confesé que seguía mirando con deseo a los chicos de veintipico, aunque entendía que ellos, normalmente, buscaban gente de su edad. "No te creas", me dijo, "te sorprenderías de los deseos de algunos jovencitos"; y la conversación no pasó de ahí.
Una tarde recibí un mensaje al móvil: "deja todo lo que estés haciendo y ven a casa". Sabiendo lo que me esperaba, me puse como una moto. Terminé un asunto que tenía a medias, me duché y conduje hasta su casa. "Desnúdate y métete en la cama, yo voy en dos minutos". Al llegar a su dormitorio encontré que, semidesnudo y dormido, había un chico rubio, joven y con un cuerpo delicioso. "Métete en la cama", escuché que me decía desde la cocina. Me desnudé, pero, con cierto pudor, me dejé el slip. Era una cama muy grande, así que me situé en uno de los lados (soy bastante obediente... a veces). Cuando puse la cabeza en la almohada, el chico, aún dormido, se removió y me rozó. Su cuerpo estaba tibio, su piel era muy suave y su respiración pausada. Me giré hacia él, pero no lo toqué. Era muy guapo de cara y tenía una pestañas muy bonitas.
Poco más tarde apareció mi amigo y amante, desnudo y amorcillado. Me pidió silencio con un gesto y se metió en la cama al otro lado del chico, que quedó entre los dos. Comenzó a acariciarle el cuello, los hombros y el pelo y me invitó a imitarlo. Le toqué los labios, las mejillas, el cuello y bajé, teriblemente excitado, a su pecho, pezones y vientre. Mi amigo había pegado su cuerpo al del bello durmiente y le lamía las orejas y el cuello, le acariciaba el culo y los muslos. Yo bajé hasta el pubis: su polla estaba a punto de reventar dentro de su ropa interior. Rodeé sus huevos con mis manos y emitió un leve suspiro, lo que me puso a cien. Separó ligeramente las piernas y pude acariciarle los muslos y el ojete. Le colé la mano a través del bóxer y llegué hasta su glande: latía y sufría leves contracciones. Le bajé el prepucio y jugué con su frenillo mientras alcanzaba con mi boca uno de sus pezones; y en ese momento gimió. Arrecié mi actividad con la boca y con la mano mientras mi amigo, desde su espalda y tras lubricarse los dedos con saliva, acariciaba su ojete. Era una situación extraña pero eléctrica. Comencé a pajear al chico dentro de su calzoncillo mientras su respiración aceleraba, contrajo la pelvis (mi amigo tenía un dedo dentro de él y jugaba a penetrarlo cada vez más), jadeó unos segundos, cada vez más deprisa, y se corrió. Con convulsiones, una cantidad enorme, con un leve quejido y una especie de lamento final que mezclaba placer y dolor. Su cuerpo se aflojó a pesar de que se contraía cada vez que le acariciaba la polla y los huevos. Su respiración seguía agitada y su boca entreabierta...
Miré a mi amigo con extrañeza mientras él sonreía divertido. Me incorporé en la cama y le besé en la boca. En ese momento, en español, pero con un marcado acento centroeuropeo se escuchó: "próxima vez me follan, ok?".

Publicado por: lp50nudista
Publicado: 18/03/2018 10:07
Visto (veces): 474
Comentarios: 3
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Comentarios (3)

placerxmorbo | 13/04/2023 15:42

Un relato muy ardiente como todos los tuyos que he leído, y como la imaginación no tiene límites, aunque no soy un jovencito, no he podido dejar de imaginar que yo estaba en ese lugar, (sana envidia, lo siento.

lp50nudista | 13/04/2023 16:59

Je je je

mikitfe | 12/04/2018 15:30

uffffffff. como un diablo me puso!! que morbazo!!

discr-tfe | 23/03/2018 16:10

Me ha encantado, mejor no te digo como me has puesto, jeje

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