Un cubano muy cañero

Antes de que lean este relato que vamos a contar, queremos dejar clara que nuestra voluntad de contar experiencias vividas, es para que se entretengan con ellas, durante esta situación de encierro en la que nos encontramos. No es nuestra intención de usar este medio para buscar gente.

Tras decir esto, comenzamos diciendo que conocimos a JOTA, en esta página y tras intercambiarnos mensajes sobre nuestros gustos y búsquedas, decidimos conocernos en persona en la terraza de un centro comercial. Cuando llegamos ya estaba él esperándonos, tomando una copa, por lo que nos sentamos y nos tomamos otra con él, mientras empezamos a hablar de varias cosas, no solo sexuales, pero encaminando la conversación al final a lo que nos gustaba a los tres.

Al cabo de cierto tiempo, decidimos que podíamos seguir con la conversación en nuestra casa, porque en ese tiempo vivíamos solos, y le indicamos nuestra dirección para que viniera. Llegamos antes nosotros y tuvimos que esperar un rato por él, lo que nos daba a pensar de que no iba a venir, llevándonos cuando no lo esperábamos, la sorpresa de que llegó, explicándonos que se había perdido, por no ser de nuestro municipio.

Pasamos al salón, donde le invitamos a tomar otra copa, a lo cual accedió, tomando un cubata, pero vaya que cubata toma el amigo, pues una lata de 33 centilitros, le da para más de 3 cubatas. Y tras seguir hablando un poco más, empecé yo a jugar con mi mujer, invitándolo a que se uniera a nosotros, a lo que aceptó rápidamente, pues ya verme él a mi jugar con ella, sus ojos estaban pidiendo eso.

Empezamos, ambos, a besarla, acariciar sus pechos y muslos, mientras ella echaba su mano a nuestros duros paquetes, de como nos había puesto la situación. Así empezamos a quitar despacio su ropa, bajando poco a poco su traje, para jugar con sus pechos, uno a cada lado de ella, comía el pezón, haciéndola gemir de gusto por partida doble, mientras seguía ella tocándonos como la situación la dejaba hacerlo.

Seguimos quitando su traje, dejando que apareciera el minúsculo tanguita que se había puesto, que tapa solamente lo justo, dejando ver mucho pero que mucho de su preciado coñito, el cual empezamos a acariciar, suavemente, notando lo mojado que se le había puesto, como siempre se le pone y no que lo diga yo, ya algunos amigos de esta página saben lo mojado que está cuando jugamos con ella.

Mientras yo seguía acariciando su mojado coño, le dije a JOTA, que sacara su miembro, para que ella pudiera jugar con él, para que sintiera la rica comida que sabe ella hacer, así que, sin pensárselo dos veces, sacó esa dotada polla que tiene, y la acercó a mi mujer, la cual empezó a acariciar y masajear, como bien sabe hacerlo, para luego empezar a lamer desde los huevos a su mojado glande, y de su glande a sus huevos, haciendo que empezar el amigo a gemir de lo bien que se lo hacia.

Dejé de jugar yo con mi mujer, para ver como empezaba a comer a nuestro amigo su polla, metiéndosela poco a poco en su boca, aprovechando para saborearla como le gusta hacer, pues ya saben varios amigos como disfruta ella mamando una polla y el gran placer que transmite. La verdad, que me encanta quedarme viendo como la come, pues se nota que le gusta hacerlo y sintiendo como quien recibe la mamada de mi mujer, disfruta de lo que le hace. No iba a ser menos nuestro amigo con respecto a otros.

Tras seguir un rato, comiéndosela mi mujer, les dije a los dos, de ir a nuestra cama, para estar más cómodos, por lo que nos fuimos para allá, terminando de desnudarnos los tres por completo. JOTA, se tendió boca arriba y ella siguió comiendo y disfrutando de esa rica polla que tiene el amigo, mientras yo preparaba con mi boca su coñito, para que nuestro amigo la follara.

Una vez que lo vi bien preparado, le dije a mi zorrita que se pusiera encima del amigo y que se lo tragara, esta vez con su coño y empezara a cabalgar sobre él, como bien sabe hacer ella, joder como saltaba sobre esa polla, arriba y abajo, abajo y arriba, gritando como una loca del placer que le estaba dando esa polla a ella, uniéndose los gemidos de nuestro amigo a los de ella, lo cual hizo que mi polla, sin tocármela se pusiera dura, pero bien dura como una piedra, aprovechando para acercarla a la boca de mi mujer, para disfrutar yo también de una rica, riquísima mamada de ella.

Así estuvimos un buen pero que buen rato, pues este amigo tiene buen aguante, hasta que no puedo más y zassss, corridón de nuestro amigo pero con preservativo puesto, mientras yo gozaba de la comida de mi mujer y del morbo que me da verla follada por otro.

Pero no terminó ahí la cosa, era verano, una calurosa noche, así que después de lavarnos, volvimos a bajar al salón, donde distendidamente relajados, nos echamos otra copa, mientras hablábamos de la situación vivida, con voces que denotaban que habíamos gozado. Ahora empecé yo a jugar con mi mujer, mientras nuestro amigo nos veía a nosotros, aprovechando para reponerse. Mientras yo jugaba con sus tetas y coño, ella me acariciaba la polla, la cual volvió a poner bien pero que bien dura. Mi polla no es tan larga como la de nuestro amigo, pero si mucho más gorda que la de él, por lo que vivimos una situación curiosa con este amigo y es que cuando me iba a follar, él decía que eso, mi polla, no iba a entrar en ese agujero, el coño de ella.

Mi mujer se sentó, dándome la espalda a mi, sobre mi polla, mientras nuestro amigo, se agachó para comprobar que si entraba en su coño, incrédulo de que eso fuera así. Joder que follada tuvimos mi mujer y yo, ya venía muy caliente de todo lo vivido y tras aguantar lo que pude, zasss, de nuevo, esta vez fui yo quien chingó su mojado coño, no vean que corrida tuve.

Ya con esta situación, nuestro amigo se volvió a animar y se acostó de lado en el sofá, diciéndole a mi mujer que se acostara de lado también, delante de él, para meterle desde atrás, en su coño su polla y follándola suavemente, sin prisa pero sin pausa, tranquilito, dale que te pego, pego que te dale, haciendo que mi mujer empezara a notar bien mojado el sofá, pues con toda esta situación y con ese meneo, se estaba corriendo de lo lindo.

Era un día entre semana, nuestro amigo no tenía prisa al parecer y eso que tenía que madrugar al día siguiente, según nos dijo y trasladarse esa noche a un municipio algo alejado del nuestro, mientras que nosotros también trabajábamos al día siguiente y eran ya las 2 de la mañana, así que con todo el dolor de su alma, tuvo que vestirse y marchar, con la esperanza de volver a quedar muy pronto.