¿Me porté bien?

¿Me porté bien?

     Acababa de aterrizar en esta página y uno de los perfiles masculinos más apetitosos se puso en contacto conmigo. Hicimos muy buenas migas y, en cuanto la situación social lo permitió, decidimos quedar y conocernos. Fue increíble, hubo muy buena sintonía desde el primer minuto. Un chico guapísimo, educado y con el que se puede hablar de cualquier cosa. En la cama mejor no digo nada, salvo que a los pocos días estaba en ella otra vez.

     En ese segundo encuentro, tras habernos saciado el uno del otro, estábamos hablando sobre posibles planes juntos, cuando mencionó a un buen amigo suyo que, según él, me haría temblar de placer. Nos puso en contacto y no tardamos en organizar un plan en el que los tres tuviéramos cabida.

     La hora se acercaba y mi cuerpo empezaba a aumentar sus revoluciones, loco por la excitación y los nervios, pues quería disfrutar, pero sobretodo, quería que ellos disfrutaran de mí y ser la buena perrita de la que mi amigo César había hablado a Marco.

     Mientras terminaba de prepararme para la ocasión, hablaba con ambos por teléfono. César me decía que llegaría después y le encantaba eso de encontrarnos ya follando. Marco me preguntaba qué me parecía la idea de que trajera un antifaz y una pala (lógicamente me encantaba). El modus operandi era el mismo que otras veces había usado con mi amigo, las llaves en mi ventana, sólo que esta vez esperaría en la cama, cosa que a Marco, parecía agradar sobremanera, pues nunca nos habíamos visto y saber que nuestro primer “hola” sería en esa tesitura, le encantaba. 

     Ataviada con un ajustado traje negro de licra, algo de rímel, los labios rojos y el pelo rizado sujeto con el descuido perfecto gracias a una pinza, me tumbé boca abajo sobre la cama, mirando hacia la puerta y aguardando a aquel desconocido que venía a poseerme.

     Oír un ligero tintineo y, posteriormente, el sonido de la cerradura, me provocó una  oleada de nervios en la boca del estómago y un incipiente humedecimiento en mi coñito. Esos breves instantes en los que Marco volvió a colocar las llaves en la ventana para César y apareció en la puerta de mi habitación se me antojaron eternos. Lo esperé con la sonrisa más pícara de la que pude hacer acopio y él me respondió de igual manera, pues ambos sabíamos para qué estábamos ahí. Mi reacción fue incorporarme para presentarme, pero me frenó enseguida con un “quédate así, estás perfecta tal y como estás”. Tenía las rodillas flexionadas y los pies cruzados en el aire como una quinceañera, cuando sin espera alguna, su mano empezó a pasearse por mis nalgas. Pronto la introdujo bajo la fina tela que las cubría y buscaba palpar el calor de mi sexo ya mojado. Me dejé hacer, disfrutaba de ese manoseo, me sentía deseada… Me pidió que me tumbara entre los dos grandes cojines que adornan mi cama. Obedecí y abrí mis piernas para ofrecerle lo que sabía que quería… mi suave coñito, coronado por el pircing que tanto morbo le suscitaba. Su mano no tardó en explorarme, mientras la otra liberaba la potente erección que yacía en sus vaqueros. Sus dedos incurrieron en mi interior mientras yo cerraba los ojos entregándome a aquel hombre que acaba de conocer. 

     De nuevo ese metálico y agudo sonido llegó a mí. Oí la puerta y sabía que César ya estaba en casa. 

     Con el cuerpo arqueado por el placer y la cabeza descolgada hacia atrás disfrutaba de aquella mano que me masturbaba. Abrí los ojos durante una fracción de segundo y allí estaba, arrodillado a mi izquierda, el cuerpo desnudo de César, que se acercaba amenazador directo a poner a trabajar mi boca. Nunca olvidaré esa imagen, cómo me puso, ¡joder! Intuyó lo que le iba a decir y se adelantó a mis palabras con un “tranquila, cerré todo”. “¡Ese es mi chico!”, pensé. Muy aplicada yo, y queriendo premiarlo, me dispuse a comerle la polla, mientras las manos de Marco me abandonaban para desvestirse. Me acomodé para cumplir mi cometido para con César, que se había tumbado donde segundos antes estaba yo, colocándome a cuatro entre sus piernas y ofreciendo, a la vez, unas perfectas vistas de mi vulva y mi culo a su compinche, quien tomó uno de los objetos que había traído. Con mi boca dándole todo el placer que podía a uno, trataba de averiguar el siguiente paso del otro. Entonces sentí cómo Marco recogía la tela adherida a mí para luego propinarme el primer palazo. Mis ojos se abriendo como platos y mis labios apretaron el miembro de César ahogando cualquier amago de quejido. Un paseo por mi piel y otro azote. La escena disparaba mi líbido como nunca antes. Otro golpe y otro gemido que resonaba en mi ocupada boca. No recuerdo cuántos fueron, pero sí que la intensidad y el placer aumentaban con cada uno de ellos…

     Ahora era mi castigador quien quería hacerme probar su polla. Me hizo avanzar a gatas hasta él y me la introdujo en la boca con tal profundidad que estuve a punto de pasar de una simple arcada, cosa que le encantó. César aprovechó a incorporarse para follar mi hambriento coñito al tiempo que yo devoraba a Marco. Ensartada por ambos extremos de mi cuerpo por estas dos bestias, gozaba como pocas veces en mi vida.

     Mi deseo aumentaba cada vez más y ellos lo sabían. Era el momento perfecto para comprobar de qué era capaz mi boquita. Sentada en el borde de la cama y con ambos hombres de pie frente a mí, me entregué al morbo. Mientras masturbaba a ambos, mi boca se turnaba para degustarlos, pero no era suficiente. Querían probar mi capacidad de succión, por lo que me invadieron al mismo tiempo. Sentía mis labios y mejillas en una tensión nunca antes experimentada. Forzaban y pujaban por que sendas erecciones llegaran a mí garganta, lo que me provocaba unas fuertes arcadas que, por otro lado, me hacía salivar en exceso y ayudaban en mi labor. Me encontraba en una apabullante situación que sólo hacía que disfrutara cada vez más del trato brusco y dominante de esos dos animales cuyos jadeos me enloquecían.

     Estaba totalmente entregada a ellos. Me dejaba hacer, me dejaba colocar como quisieran, obedecía a sus reclamos y peticiones... De nuevo en cuatro, Marco se apoderó de mi culo mientras César, tumbado delante de mí, me ofrecía su polla para que mi boca no cesase su cometido. Cómo me gustaba ver la expresión de su cara mientras le mantenía, desafiante, la mirada. Por su parte, Marco me rompía con cada penetración. Éstas me empujaban hacia delante, lo que hacía que la polla de César me llegara hasta la campanilla. “Mira como me la escupe”, le decía Marco a su camarada cuando, conteniendo las arcadas que me provocaba la profundidad de César, mis músculos se contraían y lo expulsaban de mi interior .. Éste comentario, sólo hizo aumentar mis ganas.

     Cuando decidió que, por el momento, ya se había saciado de mí, Marco se dirigió al servicio para deshacerse del preservativo y tomar algo de aire. Yo también necesitaba un pequeño respiro pero César tenía otros planes para mí. Cuando me incorporé, él se levantó rápidamente y me tumbó en el centro de la cama, se sentó a horcajadas sobre mi esternón, puso su ensalivado miembro entre mis pechos y comenzó a pajearse con ellos. Yo lo ayudaba apretando mis pechos contra su polla y forzando mi cuello para llegar a su glande en cada movimiento. Sus ojos me taladraban y su rostro dibujaba una sonrisa ladeada que me encantaba. Al encontrarse esta escena, a Marco se le escapó un sugerente “Ummmm”, al que su amigo respondió con un “‘Le estoy follando las tetas y la boca, compadre!” “¡¡Joder!!”, espetó el otro, quiero pensar que con algo de envidia. Yo no  podía verlo, pero sabía que se había empezado a masturbar a la vez que palpaba mi, indefensamente expuesto, sexo.

     Al momento me vi de nuevo sentada con ambas pollas en las manos y midiendo de nuevo mi capacidad de apertura mandibular para dar a mis fieras el placer que se merecían. “¡Mira como ya no se provoca la niña! Aprendes rápido, zorrita, ¿verdad?”. Mi amigo sonreía satisfecho, orgulloso de su perrita, y a esta buena chica esas palabras la encendieron aún más, estaba al borde de la locura. Me metía los dos glandes en la boca y los recorría con mi lengua, incluso ese roce entre ellos me excitaba extremadamente. Le daba una pequeña tregua a mi boca sacando a uno y, sin dejar de masturbarlo, devoraba al otro por completo, luego repetía la operación a la inversa. Unía las dos pollas y lamía de abajo hacia arriba, pasando mi lengua entre ambas, dejando caer mi saliva acumulada en sus lubricadas cabezas y mirando a esos titanes de la forma más provocadora que podía sabiendo que estaban gozando de lo lindo. Dar placer es una de las mejores formas que encuentro de disfrutar del sexo, y eso, ellos lo notaban.

     El reloj seguía avanzando y nosotros tres seguíamos follando como animales. El calor y el consecuente sudor de nuestros cuerpos, señal inequívoca de buen sexo, cargaban el aire. Estas bestias seguían haciendo uso de mí, me follaban el coñito y el culo a su antojo, de pie, apoyada en el colchón, a cuatro… daba igual, yo gozaba con ese trato brusco y descuidado… mientras uno me penetraba yo me comía al otro. “¡Menuda putita te tenías guardada!”, decía Marco a César entre risas. “¿Qué pasa si un día te llamo para venir y que me chupes la polla?” Me preguntó a mí. “Que ya sabes cuál es mi ventana”, le respondí yo sacando su polla de mi boca para contestarle con una sonrisa juguetona en la cara. “Me acaba de invitar a que venga a follarle la boca”, dijo a César, quien volvía de tomar un poco el aire. En ese momento salió Marco de la habitación y yo me dirigí a mi amigo preguntándole con carita y voz de niña inocente, “¿Me estoy portando bien?”. “Muuuy bien”, me contestó acercándose a comerme la boca. “¿Y tú te lo estás pasando bien?”, me preguntó clavando en mis ojos esos dos zafiros que él tiene. Esto me derretía y sabía que su preocupación por mi disfrute se debía a que aún no había conocido en él esa parte tan salvaje y dominante. Sólo pude sonreir y asentir exagerando la expresión de mi cara y mordiéndome la uña del pulgar como si fuera un bebé chupándose el dedito.

     Cuando Marco regresó me encontró de pie, inclinada hacia delante, degustando mi sabor en el miembro duro de César así que no lo dudó y me ensartó despiadadamente el coñito, desequilibrándonos y haciéndome gemir sin poder controlar el volumen. A estas alturas, los vecinos ya sabrían lo que allí dentro ocurría, no me cabe duda. César, enloquecido por los jadeos de su amigo y míos, pero consciente de que, en aquella posición, no iba a soportar por mucho más tiempo las embestidas de su colega, me dio una pequeña tregua para que pudiera apoyarme en el borde de la cama. “¡Quiero que te corras, cabrona!”, me dijo entonces Marco. “Fóllame el culito” le pedí yo. “Sí, sí, le encanta” añadió César. Y eso hizo… me volvió a subir a la cama para taladrarme con fuerza mientras César me besaba. Empecé a tocar mi clítoris, justo como me gusta, con mis deditos bien empapados y dibujando círculos con el corazón y el anular. Empujada por el morbo, además de las estocadas de aquel portento físico, pronto empecé a sentir esa sensación que me atraviesa el cuerpo cuando el orgasmo se acerca, ¡y qué orgasmo! “Te gusta, ¿verdad, perrita?” preguntó quien me había llevado al clímax. “Sí..” contesté yo entre risas y respiraciones entrecortadas. Ahora le tocaba a ellos obsequiarme con su néctar. 

     Mientras Marco recuperaba el aliento y volvía a cambiar su preservativo, César ocupó su lugar, siguiendo donde el otro lo había dejado. “Córrete en su culo para luego follármela yo con tu corrida” le propuso Marco a César, quien no dudó en aceptar. Sólo con escucharlo yo me había disparado otra vez, ¡qué morbazo, joder! Tras una feroz atacada a mi culo, pude sentir como él no podía más y dejaba toda su corrida en mi interior. Sin casi  tiempo para apartarse, se encaminó a la ducha y cedió el puesto a Marco que, sobreexcitado empezó de nuevo a bombearme. “¿Dónde la quieres? preguntó dirigiéndose a mí. “Donde tú quieras, cielo”, contesté yo, autorizando lo que podía imaginar que sucedería. “Ven, ponte aquí”, contestó arrodillándome ante él. Retiró el nuevo preservativo y empezó a masturbarse delante de mi cara, ayudado a veces por mi impaciente boca, viendo cómo yo esperaba ansiosa su descarga. Ésta no se hizo esperar y su calor me bañó completamente, de arriba a abajo.

     Aún en mi habitación tratando de recomponerme mientras esperaba mi turno para ir a la ducha, podía oír el murmullo ininteligible de sus voces en el baño. César vino a verme y, aún en modo juguetona, le volví a preguntar “¿Me porté bien?”. “Te portaste muy bien, cariño”.

Publicado por: lapetitemort
Publicado: 03/07/2020 05:50
Visto (veces): 846
Comentarios: 19
A 58 personas les gusta este blog
Comentarios (19)

stikfler | 23/03/2021 18:08

Vaya burrada de relato, tienes un don, me encanta

nirvannatf | 03/11/2020 07:39

Fabuloso... que suerte tener un amigo tan generoso que te organiza un trío de cine.. me has hecho recordar y sentir. Quiero más 😍

platanodulce | 11/08/2020 01:12

Al final me quedé con la intriga de si Marco volvió a tu ventana él solo. Una placer leerte.

mistercat | 24/07/2020 14:54

Demasiado cañerísimo para mi gusto, pero hay que admitir que escribes muy bien. =)

playsex | 16/07/2020 09:41

Me encata!!!

scorpion | 10/07/2020 00:52

Me encanto tu relato, me pareció por momentos que yo era uno de ellos . Gracias

sensacion71 | 09/07/2020 00:42

Buenísimo relato!! Además muy bien contado, enhorabuena!!

juan8264 | 07/07/2020 18:07

Maravilloso relato sigue así 😘😘

lois-y-peter | 05/07/2020 21:11

No se si real o ficticio, pero si real te superodio por esa magnifica follada y si es ficticio, aun te superodio mas por esa imaginacion. Mi mas sincera enhorabuena

armani | 05/07/2020 19:58

En pocas palabras, genial cómo siempre, perfecto en todos los aspectos.

rjmencey | 05/07/2020 15:42

Divertido relato

elisajony | 04/07/2020 14:46

Qué morbazo, con tan poco tiempo por aquí y ya tienes tantas buenas experiencias ojalá podamos colarnos en ellas pronto jejeje. Tu sigue disfrutando de todo como tiene que ser y aquí estamos deseandote no lo olvides asta dentro de poco esperemos besitooooos corazón que pases un día maravilloso

consolador | 04/07/2020 00:03

Que bien contado

lapetitemort | 03/07/2020 18:42

Gracias people! Nada me alegra más que saber que disfrutan leyendo mis aventurillas. Eso anima a seguir contándoselas jajajaja. Besos ricos a tod@s! =)

faragc | 03/07/2020 18:05

Sí, por lo que se ve te portaste muy bien 😄

escorpiontfe34 | 03/07/2020 17:11

Buen relato... ahora se entiende todo...

chico40tfe | 03/07/2020 15:54

Maravilloso relato

dominante69 | 03/07/2020 14:05

Puff sin palabras.

mikitfe | 03/07/2020 12:24

Vaya relato!! Aun estoy exitado !! Cuanto morbo y placer!! Me encanto... Gracias por compartir momentos tan excitantes 😘😘😘😘

Nuestra web sólo usa cookies técnicas para el correcto funcionamiento de la web. Más información