Reconozco que con el confinamiento perdí la costumbre de ir a caminar todas las tardes, encime ese día Filomena metía mal tiempo y frio. Pero estaba inquieto y decidí salir a caminar, me puse un pantalón largo de esos apretados para hacer deporte y burlar el frio y un polar abrigadito, pero el pantalón me lo puse sin los slips, ir sueltito y cómodo para caminar. Se me hizo un poco tarde y estaba bastante metida la noche, pero me daba igual, mp3 con música y adelante. Y así andaba, con apenas dos o tres personas más corriendo, pues el clima no acompañaba la verdad. En esas estaba cuando paso por mi lado a todo trapo aquella pedazo de mujer que no era habitual por allí, bueno tal vez el que había dejado de ser habitual era yo. Yo a mi ritmo de paseo pues ocurrió que me la encontré de vuelta y cuando pasaba a mi altura, me miro y sonrió. Le devolví la sonrisa educadamente, pero empezaba a notar un pequeño problema en las ganas de orinar que empezaba a tener. Pensé en aguantar, pero suele ser un error pues solo de pensar dan más ganas, entonces empecé a elucubrar cual sería el lugar más escondido y oscuro donde arrimarme y liberar el orín que empezaba a incomodar en la vejiga. Entonces sobre la marcha y sin mirar atrás, avance saliendo del circuito habitual y me adentre un poco entre los arboles que allí había buscando su refugio y clandestinidad, todo al ritmo de la música que en esos momentos sonaba. Con premura me baje el pantalón, que al no llevar ropa interior salió la polla con facilidad y empecé a orinar largo y tendido. Casi cuando notaba finalizar sentí como una presencia a mi espalda y como una mano agarraba sobre mi mano la polla. Aun con el susto el torrente no se detuvo, y menos cuando adivine que era la mujer que antes me había sonreído en el paseo. Me saco los auriculares, y me dijo al oído, “tranquilo déjate hacer”. Sin saber cómo reaccionar seguí sus indicaciones y me deje hacer. Agarro mi polla y empezó a meneármela con buen ritmo, una vez termine de orinar. Pronto y aun con el frio, empezó a ir cogiendo la forma de una polla excitada, y mi cuerpo fue encontrando un calor no esperado, mientras en escorzo con ella a mi espalda la besaba. Siguiendo sus instrucciones y cachondo a tope me di la vuelta y le baje las mallas y tocar su culo duro y meter mis dedos en su coño mojado, luego como podía sobaba sus pechos por encima del sujetador deportivo, pues entre lo apretado que estaba y pegado del sudor no había manera de tocar la piel directa de sus pechos. Cuando noto que estaba a punto de donar mi semen a la naturaleza, se dio la vuelta y se agacho ofreciéndome todo su coño para que la penetrara. Eso hice y con la premura de la excitación empecé el mete y saca, mientras oía sus gemidos, que eran tapado por la circulación cercana. Que gozada sentirme dentro de ella. El calor empezó a subir al nivel de lo cachondo que estaba, hasta que ya no pude más y me corrí todo en sus nalgas y espaldas. Casi sin darme capacidad de reacción, se sacudió mi semen, se coloco la ropa deportiva, me dio un beso, me dedico una sonrisa y desapareció. Allí me quede paralizado con la polla al aire, empezando a sentir frio en el culo y pensando que si lo ocurrido era un sueño o fue realidad. Fue el frio de Filomena lo que me hizo volver a la realidad, me coloque la ropa adecuadamente y volví al paseo para volver a casa confuso, pero enormente tranquilo y satisfecho.