Noche de verano.

El primer día que llegue al barrio le conocí, era un tío de unos 40-42 años, muy moreno, bastante atractivo y corpulento. El estaba arreglando una vieja caravana que tenía aparcada frente a la casa y yo estaba instalándome en la casa que había alquilado justo en frente de la suya.

Vivíamos a las afueras del barrio, en una zona de solares, locales y garajes. En la calle de un solo sentido y una sola fila de aparcamientos apenas habían viviendas, salvo la suya, la mía y algunas más (las típicas viviendas fabricadas sobre un almacén). Estábamos prácticamente solos, los vecinos más cercanos que teníamos estaban a dos o tres números por ambos lados de nuestros domicilios.

El era un tío bastante serio y cuando coincidíamos y le saludaba, siempre me respondía de manera seria y algo seca con un simple, oh! Mientras levantaba la barbilla.

Muchas veces el salía al balcón para fumarse un cigarrillo, momento que yo aprovechaba para salir también con cualquier excusa para coincidir y saludar. Reconozco que muchas veces le espiaba desde mi balcón, tras las cortinas, mientras trabajaba en su vieja caravana y como eran meses de verano, solía hacerlo en cholas tipo hawaianas, bermudas y sin camiseta o en camisilla. Ufff !!! Me ponía demasiado cachondo cada vez que le veía así.

Aquel verano fue especialmente caluroso. Por las noches ambos solíamos tener las puertas correderas de nuestros balcones abiertas para refrescar la casa. Mientras hacíamos nuestras vidas: cocinando, comiendo, viendo televisión, etc... podíamos ver perfectamente nuestras viviendas desde una a la otra. 

A mitad de verano, ya había pasado el tiempo suficiente para tener la marca del bañador tipo slip con el que suelo bañarme (piel morena, culito blanco). Estar así suele volverme algo exhibicionista,  estar en casa en bolas con las ventanas abiertas era común... supongo que será por que me veo más sexy con el morenito y la marca del sol... si además de esto tengo un vecino morboso que pueda verme y hace calor... maadre mía!

Aquel viernes al llegar a casa después del trabajo, me di una ducha fría, preparé algo de picar y abrí una botella de vino blanco. Después de la cena, terminé en bolas en el sofá, con las puertas del balcón abiertas y una buena copa de vino. El momento era perfecto, la luz de la farola de la calle que se colaba por la puerta del balcón junto a una ligera brisa mientras sonaba de fondo algo de música muy muy bajita y la luz de algunas velas que había encendido.

La situación de relax y el buen ambiente me fue poniendo cachondo. Comencé por acariciar mi pecho, mis muslos y mi entrepierna mientras daba sorbos a la copa... mojé las yemas de mis dedos con el vino y comencé a estimularme los pezones, y mientras notaba como se erizaban el rabo se me ponía duro. En medio del silencio de aquella noche en calma y con la piel erizada por el magreo, escuche el chisporroteo de la piedra del mechero de mi vecino... ¡Había salido a fumar!

Curiosamente las noches en las que me despelotaba sus salidas a fumar solían durar más de lo normal... Siempre tenia la misma rutina de encender el cigarro, agacharse apoyando sus antebrazos en la barandilla del balcón y mientras fumaba miraba la calle en ambas direcciones... haciendo siempre una pequeña parada en mi balcón mientras giraba la cabeza de una lado a otro.

Yo sabía que la situación en la que el sofá estaba colocado le permitía verme desde su balcón casi por completo... saber esto hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo, haciéndome apretar las nalgas mientras el rabo me palpitaba.

Empecé a masturbarme y a gemir tímidamente con la intención de que el me escuchara... y mientras me auto complacía escuchaba como exhalaba el humo de su cigarro de manera más intensa de lo normal, haciéndose notar... no había duda, el quería que supiera que estaba allí.

Mi punto exhibicionista y los efectos del vino me hicieron desinhibir por completo... y mientras me tocaba, separe mis piernas, escupí mis dedos y comencé a estimularme el ojete, meneando mis caderas con movientos circulares y gimiendo fuerte y aceleradamente a medida que se me dilataba... dw fondo le escuchaba soltar algún que otro carraspeo de vez en cuando indicándome que aún seguía allí.

Estaba ciego de placer, fuera de control... saber que le tenía de espectador aumentaba mi libido. Me puse de pie para que pudiese verme entero, de perfil entre la penumbra y la luz de la calle... subí una pierna al asiento del sofá mientras la otra apoyaba el suelo... y comencé a follarme el culo con los dedos, haciendo sonar el plas! Plas! de la mano contra mis nalgas y gimiendo al mismo tiempo que me tocaba el rabo con la otra.De reojo confirmé que seguía allí, mirándome... había apagado las luces de su casa y solo podía ver su silueta y como se prendía la punta del segundo cigarro que se fumaba cada vez que le daba una calada... sin perder detalle de como me masturbaba.

Mi mente se imaginaba follando con el, de manera animal y salvaje... por su carácter tenía pinta de ser una bestia en la cama.

Estaba a tope y listo!, bajé la pierna del sofá, estiré mi cuerpo y echando la cabeza hacia atrás comencé a darle duro y rápido a mi polla... Mientras el miraba pude escuchar como entre susurros soltaba algún que otro uufff! Al mismo tiempo que disfrutaba del espectáculo... hasta que sin remedio... ¡me corrí como un loco en medio de un gran gemido mientras me convulsionaba el cuerpo!... Menuda paja!!!! estaba exhausto... el seguía allí, de pie, mirando... me recompuse y con un profundo suspiro mientras me dirigía al baño, di por terminado el show.

Al volver después de la ducha, mi vecino ya no estaba.