Conocimos por medio de esta página a un masajista y tras conocernos quedamos en vernos con él, en su despacho, ya que mi mujer tenía una pequeña contractura que le molestaba y de paso para jugar los 3,
Así tras indicarnos donde estaba su despacho y a la hora convenida, nos vimos para empezar una amena charla en la puerta, echándonos él y yo un cigarro, tras el cual, pasamos a su cabina, habiendo cerrado él, la puerta del negocio, ya que era la última cita que tenía ese día.
Mi mujer procedió a desnudarse y tenderse sobre la camilla, nada más decirle ella donde le dolía, y poniendo la mano él, sobre ese sitio, descubrió lo que le pasaba, procediendo él a realizar los oportunos masajes, que pronto cursaron su efecto, desapareciendo el dolor.
Pero no quedó ahí la cosa, pues el encuentro, profesional primero, pasó ahora a un encuentro sexual, con lo que ahora sus masajes empezaron en los muslos de mi mujer, para ir subiendo lentamente, mientras hacía que mi mujer abriera sus piernas, dejando que las manos de él, llegaran a donde él quería llegar.
Así fue como empezó a masajear como bien sabe hacerlo, logrando que los gemidos de mi mujer fueran cada vez más pero que más fuertes, así con sus convulsiones, hasta llegar a hacerla tener un orgasmo tras otro, se le notaba por como se mojaba. Ella le dijo que, de pie, sus corridas eran de chorro, por lo que le dijo que se subiera.
Durante todo este proceso, mi papel fue de simple espectador, pero con lo hablado en nuestro primer encuentro y posteriormente por wasap, él sabía que me gusta ser sumiso, por lo que salió a relucir entonces, el amo que lleva dentro, haciéndome acostar, totalmente desnudo, boca arriba en el suelo, y haciendo que mi mujer, de pie, situara su coño, a la altura de mi cara, para empezar el amo, a masturbarla, como bien sabe hacerlo él, logrando enseguida que se corriera totalmente mi mujer, sobre mi cara, por Dios, que delicia sentir todo ese líquido que suelta ella sobre mí, que ricura.
Ya luego, él la hizo comerle su polla, dejando que yo fuese un simple espectador nuevamente, pero diciéndome, mira que bien come la putita mi polla, que bien se la come, que boca tiene. Yo solo con verlo, ya estaba totalmente empalmado, pero sin poder tocarme por orden de él.
La hizo acostar sobre la camilla de los masajes, para penetrarla una y otra vez, dándole buena polla, sin parar, no vean como gemía y gemía mi mujer con sus embestidas, hasta que tras, la saca y se corre sobre su pubis, llamándome a mí, para que con mi lengua limpiara toda la leche que le había echado sobre ella. Que delicia fue para mi cumplir su orden, pues eso me encanta, como descubrió él y mi mujer.
Muchas gracias amigo, no me he querido extender en mas detalles, para que no se te reconozca, ojalá se pudiera repetir de nuevo algún día.