Al final se acabamos durmiendo juntos. Al día siguiente, al abrir mis ojos y ver esos lindos ojos de ella y esos pechos descubiertos con unos pezones que no había visto en mi vida... La verdad, cuando me di cuenta estaba empalmado. Desayunamos y nos volvimos a la cama. Ella se tumbó boca abajo
¡Una espalda preciosa y un culo que me daba ganas de comerlo! Empecé a besarla bajando poco a poco hasta llegar a ese precioso culito que empecé a comer, y para mi sorpresa, a ella le encantaba. Pues con más ansia se lo comía! Ella gemía y se retorcía de gusto. No sé si tuvo orgasmo, pero yo (de comérselo) casi que sí que lo tengo. Hasta que al final, se dio la vuelta y me dijo: ¡por favor, penetrame! Yo le hice caso y empecé a penetrarla pero solo con la puntita, muy despacio, mientras la miraba. Hasta que no aguantaba más porque esos ojitos me ponían muchísimo y empecé a moverme cada vez más rápido. Hasta que volvimos a tener un orgasmo juntos