Primera experiencia swinger

Cuando me inicié en el mundo Swinger estaba casada, yo tenía 22 años y el 27. Nuestra vida sexual era muy activa, sin barreras entre nosotros, pero nunca habíamos hablado de la posibilidad de hacerlo con otras personas.
Una noche hicimos una cena en casa con dos parejas de amigos, con los que nos solíamos reunir una vez al mes. Después de la cena, una de las parejas tuvo que irse, así que nos quedamos con la otra charlando y tomando copas en el salón. No sé ni cómo, de pronto nos estaban contando que habían ido a Valencia, y que habían estado en un local de intercambios. En aquella época era algo casi desconocido, por lo que naturalmente despertó nuestra curiosidad. Ellos nos contaban y nosotros no parábamos de hacerles preguntas. 
Lógicamente la conversación, acompañada de las copas, iba caldeando el ambiente. Los detalles que nos contaban aumentaban, animados por nuestra curiosidad. Yo veía a mi marido cada vez más entusiasmado con el tema, y no voy a negar que me contagiaba ese entusiasmo. Dijo que si hubiese algún local cerca de donde viviamos le gustaría ir a verlo. Sergio le guiñó un ojo y le dijo que no era imprescindible un local de intercambio para hacerlo, sólo otra pareja dispuesta al intercambio. Aquello era una insinuación en toda regla. 
Con la ya clásica excusa de ir a la cocina a por hielo, me levanté, seguida por mi marido y fuimos a deliberar aquella proposición. A mi me daba corte, pero por otra parte me excitaba la idea. Mi marido lo tenía muy claro, así que le dije que adelante. Al fin y al cabo nadie mejor que unos buenos amigos con los que teníamos confianza.
Volvimos al salón y empezamos a entrar en materia, a establecer las bases de lo que podría pasar. Realmente no impusimos límites, preferíamos dejarnos llevar. Era una situación completamente nueva para nosotros.
Los detalles de lo que pasó entre los cuatro los omitiré, pero fue una experiencia muy grata para todos, que se repitió en otras ocasiones. También con ellos comenzamos a frecuentar algunos locales swinger, en los que descubrí nuevas sensaciones incluida mi bisexualidad, haciendo del intercambio una parte más de mi forma de vivir el sexo.