Rutinas diferentes

Rutinas diferentes

En aquel momento de soledad y desconcierto vino a mi mente su recuerdo, su sonrisa, su mirada, su calor. Sabía que todo estaba lejos de volver a ser realidad y allí estaba sentado en mi coche con aquella inmensa carretera que parecía no tener fin, donde la montaña del fondo parecía estar siempre donde mismo, y a pesar de avanzar devorando carretera, ella altiva parecía permanecer a la misma distancia. Además el intenso sol parecía difuminar el horizonte y hacía difícil no pensar que de llegar a él, detrás se acabaría el mundo, una suerte de finis terrae inaudita en mente razonable.
Y seguía avanzando, y al asalto cual corsario vinieron los problemas cotidianos, mi naturaleza mortal me avisaba de todas aquellas trivialidades por resolver en el día, que solo aportaban rutina en tono gris a mi vida.
Llegue a mi destino, pues había futuro detrás del horizonte, resolví las partes importantes de la rutina impuesta, y como fui rápido y efectivo me sobraba tiempo me dispuse a disfrutar de una cerveza, ya eran horas y me crei merecedor de ella. La osadía se apodero de mis pensamientos, y tras un vistazo al hijo de Cronos, vi que era una buena oportunidad, pues tenía tiempo de sobra, la de  acercarme al reino de Neptuno y darme un baño, refrescar mi cuerpo y luego continuar. En el maletero de mi coche acerté a encontrar una toalla, una gorra y unas cholas de toda la vida, eso si no había bañador, pero la suerte de la posibilidad de hacer nudismo no resto ni un ápice de mi decisión y hacia el lugar de siempre me dirigi con firme disposición.
La suerte estaba de mi parte, mi túmulo de piedras favorito estaba disponible, no eran fechas de mucha afluencia de personas por aquella zona. Me dispuse a desnudarme, y dirigirme a las cristalinas aguas. Una vez dentro y después de sumergirme por completo, para darme un bautismo de serenidad, me dispuse a disfrutar de cómo maridaban mi cuerpo con el mar, autentico placer. Al salir, sentí el contacto del sol con mi piel y decidí disfrutar un poco de su tacto.
Allí refugiado en mi escondite de piedras estaba, cuando llegaron ellos, una pareja joven con cuerpos espectaculares, como negar que el de ella llamo tanto mi atención que una leve erección hizo presencia en mi pene. Me dedique a centrar mi atención en aquella pareja y perder el hilo de lo que me ofrecía la naturaleza.
 Asi observe como después de desnudarse se dirigían al mar entre cómplices risas y arrumacos. Al volver se extendieron sus jóvenes cuerpos en las amplias toallas que tenían. Fue el momento que todos caímos en la cuenta de lo desierta que estaba la playa, ellos pensaban que estaban solos, yo sabía que éramos al menos tres. Las risas y frases al oído dieron paso a los toqueteos y los besos, de ahí al acercamiento de cuerpos fue todo un paso.
De ahí pasaron al ver que el mundo solo eran ellos y no existía más que su deseo, mientras ellas paraba de masajear su pene, el se dispuso a ejecutar un sublime cunnilingus, que la hizo retorcer de placer, y probar todos los escorzos que le fueron posibles. El subió lentamente saboreando su cuerpo para ir entrando dentro de ella, una vez fue posible acoplarse, y fundirse en uno y empezar el rítmico empuje, en busca del goce. Cambio el escenario cuando ella lo paro, y cambiaron de postura, siendo ella la que cabalgando en el placer, tomo la postura dominante encima del chaval que sentía que poco quedaba para convertirse en una fuente de semen y un profundo orgasmo.
Claro la escena, había producido una morrocotuda erección en mi, a la que había que poner solución pues aquello sin ayuda no se solucionaría, con lo cual a buen trote empecé a masturbarme en honor al placer que sentía la observaba pareja.  Casi al mismo tiempo un ronquido gutural, salió de la boca del hombre que formaba la pareja, y un quejido adornado con suspiros broto de ella, mientras un resoplido tenue salió de mi interior mientras mi mano recibía la visita de un liquido caliente y viscoso.
Lo siguiente fueron risas y besos y una vuelta al mar, para seguir jugando. Fue el momento que aproveche para limpiarme, vestirme y salir de allí como un ladrón, por la parte más oculta del túmulo de piedras para evitar ser visto, y robar el encanto del momento a aquella pareja desconocida. En el trayecto hacia el coche, no pude evitar sonreír y carcajearme repasando lo ocurrido, y sin saber el porqué.
Ya en el trayecto de vuelta y en carretera, volvió su recuerdo a mi mente, y tuve la idea de hilar su recuerdo con la escena presenciada y eso devolvió el vigor a mi entrepierna. Fue tanto que  mi mente voló de la atención a la carretera, me obligo a separarme de la circulación y buscar un tranquilo arcén donde liberar ese deseo que había vuelto de visita, y repetir una placentera masturbación, pocos minutos después de la anterior.
Resuelta la situación, después de un aseo, y recolocación de ropa, al incorporarme a la carretera tuve que esperar a dejar pase a un vehículo de alquiler, que cosas de la vida era ocupado por la parejita de la playa y que iba en su mundo. No pude evitar una sonrisa al verlos pasar y continuar a mi rutina diaria, eso sí  mucho más relajado y con la mente sin pensamientos solo concentrado en la música que sonaba por la radio y una sonrisa en mi cara.

Publicado por: auritaloco
Publicado: 30/08/2022 12:01
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