Obsesión

Sentía obsesión por poseerme, por amarme, por besarme...

Sentía obsesión por hacerme suya, por penetrarme, por comenzar haciéndome el amor y terminar follándome con gran pasión...

Sentía obsesión, una obsesión sana y sucia a la vez, le daba igual dónde y quién nos pudiera ver.

Una y otra vez, cada día más, esa obsesión crecía sin parar, le hacía vibrar y la cordura terminar.

Sí, no eran ganas, era obsesión, una incansable obsesión por masturbarme, unas veces con sus dedos, otras con su lengua y otras con lo que pillara en ese momento.

Necesitaba sentirme suya, sentir que mi cuerpo no era de nadie más, solo suyo para llegar, terminar y volver a comenzar...